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En una suerte de presentación como presidente de Estados Unidos ante el mundo, el discurso de Donald Trump en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, dejó clara la visión del mandatario sobre aliados, enemigos y aquellos que simplemente se interpongan en el camino de su proyecto «Make America Great Again».

El mandatario republicano habló de manera telemática ante los líderes de las naciones del mundo, pero también algunos de los empresarios y activistas sociales más renombrados. Su discurso expuso el mensaje doméstico con el que ganó las pasadas elecciones, pero esta vez en clave internacional. Las tradicionales amenazas de una guerra tarifaria y la propuesta de soluciones «fáciles» a crisis y conflictos bélicos tampoco faltaron.
Trump comenzó su intervención calificando a la administración de Biden como «un grupo totalmente inepto», añadiendo que el expresidente «perdió totalmente el control» de la inflación en Estados Unidos. Y aunque si bien es cierto que su antecesor demócrata intentó explicar hasta el cansancio que el alto precio de los productos venía anclado a un contexto internacional, y que en los últimos años los datos fueron más positivos, los dardos del republicano en el tema económico le costaron la presidencia. «No permitiremos que nuestro territorio sea violado. Después de cuatro largos años, Estados Unidos es nuevamente una nación fuerte, soberana y hermosa», añadió Trump. «Me complace informar que Estados Unidos también es una nación libre una vez más».
El nuevo inquilino de la Casa Blanca quiso dejar claro que «esta ha sido una semana verdaderamente histórica en Estados Unidos». «Lo que el mundo ha presenciado en las últimas 72 horas no es nada más que una revolución del sentido común», agregó antes de lanzar otra ola de ataques directos, esta vez contra los empresarios a quienes invitó a invertir en el país o «enfrentar fuertes aranceles».

«Mi mensaje para cada negocio en el mundo es muy simple: vengan a fabricar su producto en Estados Unidos, y les daremos algunos de los impuestos más bajos de cualquier nación del mundo», dijo. «Pero si no fabrican su producto en América, entonces, muy simple, tendrán que pagar un arancel».

«Bajo la administración Trump, no habrá mejor lugar en el mundo para crear empleos, construir fábricas o hacer crecer una empresa que aquí, en los buenos y viejos Estados Unidos», sentenció. Una pretensión –que en los casos de sus vecinos Canadá y México– está dispuesto a cumplir a pesar de las advertencias sobre el impacto inmediato en el intercambio productivo entre las naciones que además comparten ya un tratado de libre comercio.

Tampoco Europa se salvó de las críticas del republicano. «La Unión Europea nos ha tratado muy mal», aseguró mientras cuestionó la relación comercial que calificó de «injusta». «No compran nuestros productos agrícolas ni tampoco nuestros vehículos. Tenemos muchos reclamos que hacer al respecto», expresó el mandatario.

El principal ausente en toda la andanada de mensajes fue China, país que ya vivió una guerra comercial con China en el primer gobierno de Trump y parece que, contra todo pronóstico, busca evitar repetir. No en vano, la mayoría de las naciones tratan de mantener la calma ante la tormenta que podría suponer el republicano.
La directora de la Organización Mundial del Comercio, Ngozi Okonjo-Iweala, instó a las naciones a «mantener la calma» ante una guerra comercial que podría ser «catastrófica». «Incluso si se impone un arancel, por favor, mantengan la calma y, sin un estudio previo impongan uno propio», dijo Okonjo-Iweala en Davos, en un intento de alejar el fantasma de una guerra arancelaria de alcance internacional.

Más adelante en su discurso, Trump anunció también que pediría a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que reduzca los precios del petróleo, sugiriendo que esto podría ayudar a poner fin a la guerra en Ucrania. «También voy a pedirle a Arabia Saudí y a la OPEP que bajen el costo del petróleo. Tienen que bajarlo. Lo cual, francamente, me sorprende que no hayan hecho antes de las elecciones», dijo el republicano sin ofrecer mayores detalles del precio.

«Si el precio bajara, la guerra entre Rusia y Ucrania terminaría de inmediato», subrayó en una afirmación que llega después de una amenaza pública al presidente Vladimir Putin, a quien a través de su red social Turth le pidió llegar a «algún tipo de acuerdo» o Estados Unidos se vería obligado a imponer las sanciones económicas «más fuertes jamás vistas contra Rusia».

Desde el escenario de Davos, Trump además volvió a instar a los países de la OTAN a incrementar su gasto en Defensa hasta el 5% del PIB, lo que representa un aumento drástico frente al objetivo actual del 2%, que algunos países, como España e Italia, aún no alcanzan. Su postura reviste una importancia crucial para el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Europa, así como para la seguridad del continente europeo.
Fuente: La Razón

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