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América Latina crece a pesar de las piedras de tranca que representan Venezuela y Argentina, los dos países latinoamericanos que en 1945 estaban en el grupo de los niveles de renta y ya no lo estaban en 2018

El Real Instituto Elcano, un think tank español de relaciones internacionales, publicó recientemente su estudio ¿Por qué importa América Latina?, que le sigue a otro informe del mismo nombre que salió a la luz en 2017.

La excusa para realizar este informe, tal y como explica el investigador principal para América Latina del instituto, Carlos Malamud, fue la presidencia semestral rotatoria del Consejo de la Unión Europea (UE), que desde el 1 de julio está en manos de España y que sirve para comprender qué lugar ocupa la región en la agenda europea.

¿América Latina es un fracaso económico?

Ante la pregunta de si América Latina es un fracaso económico, el informe indica que un grupo considerable de países de la región ha logrado resultados macroeconómicos notables y que el logro más emblemático posiblemente es la reducción de la frecuencia de las crisis de balanza de pagos, de deuda y financieras: de un promedio cuatro al año desde mediados de la década de los 70 hasta principios de los 2000, se ha pasado a menos de una crisis al año desde entonces. Dos países no cumplen esta norma: Venezuela y Argentina.

“Como consecuencia de esta mayor estabilidad macroeconómica, América Latina pasó de ser protagonista –una de cada tres crisis globales tuvo lugar en la región entre 1974 y 2003– a ser actor de reparto: sólo una de cada seis crisis globales se produjo en América Latina”, señala el documento. Sin embargo, no ha conseguido en estas primeras dos décadas del siglo XXI avances significativos en el proceso de convergencia a los niveles de renta per cápita de los países desarrollados. En este estancamiento tienen responsabilidad Venezuela y Argentina, los dos países latinoamericanos que en 1945 estaban en el grupo de las 169 economías consideradas por Angus Maddison con los más altos niveles de renta y ya no lo estaban en 2018.

Además del retroceso de Venezuela y Argentina, las economías latinoamericanas han crecido poco en términos relativos: 11 países (más de la mitad) se han alejado de la frontera de la convergencia real con los países desarrollados y sólo siete (Colombia, Ecuador, México, Costa Rica, Brasil, Panamá y República Dominicana, ordenados de menor a mayor acercamiento) han reducido esa brecha de renta per cápita.

En esta línea, si se excluye a los países que son dictaduras –en particular Cuba, Venezuela y Nicaragua– o autocracias América Latina se ubica en el tercio del mundo con mayor respeto al Estado de derecho.

América Latina

El decrecimiento de la región lo concentran Argentina y Venezuela

En cuanto al crecimiento macroeconómico, el instituto vuelve a indicar que 75% de los episodios de crecimiento negativo los concentran Argentina y Venezuela, lo que ha hecho que el crecimiento promedio de América Latina esté por debajo del crecimiento medio de las otras cuatro áreas —2,6% frente a 3,3% de Europa; 4,6% de MENA; 5,2% de África; o 5,6% de Asia—. Solo Colombia, Guatemala y Perú están en el selecto grupo de emergentes que sólo han tenido una crisis: la del covid-19.

El informe también señala que América Latina es la segunda región emergente menos vulnerable tras Europa emergente y que la mitad de las alertas (47%) son de Argentina y Venezuela. Esta concentración en dos países no es un rasgo exclusivo de la región, pero en América Latina es particularmente intenso.

En relación a los datos fiscales y presupuestarios, América Latina se continúa percibiendo como una región propensa a las crisis fiscales, sin embargo, los datos refutan ese sesgo: en tres de los cuatros indicadores utilizados, se encuentra entre las dos mejores regiones emergentes. Lo cierto es que vuelven a ser Venezuela y Argentina los países con déficits superiores a 5% del PIB. En 2022, Colombia también superaba ese porcentaje.

Lo mismo ocurre con la volatilidad de las monedas latinoamericanas que —exceptuando Argentina y Venezuela— es similar a la de la Unión Europea o Japón, y ligeramente inferior a la de Estados Unidos. En el resto de la región sólo ha habido 14 devaluaciones nominales anuales superiores a 10%, 4% del total en los emergentes con datos.

Destrucción del valor

El informe repasa también la inversión de las empresas españolas en América Latina. España actualmente tienen posiciones inversoras en 82 economías, 95% de la inversión está concentrada en 26 países: 12 desarrollados, nueve latinoamericanos y cinco emergentes europeos, africanos y asiáticos. El primer destino de las inversiones es EE UU, seguido por el Reino Unido. La UE es el tercer destino y después viene América Latina con 27%.

Las noticias más positivas del informe provienen de Chile y Perú, donde la mediana de creación de valor de las inversiones españolas duplica las obtenidas en los países desarrollados. “Brasil está en línea con las tasas de los desarrollados, pero el resto de los países registran resultados por debajo de la mediana: Uruguay una tasa de 2,6%, Colombia 0,5%, Argentina 0% (con una elevada volatilidad) y Venezuela ha destruido más de 90% del valor de las inversiones realizadas”, registra el documento.

De acuerdo con el instituto, la conclusión es clara: desde que comenzó el siglo XXI no hay razón para seguir pensando que América Latina, excluyendo Argentina y Venezuela, es una región más proclive para llevar a cabo políticas económicas que producen más alertas macro que el resto de los Top 50 emergentes.

Fuente : El Nacional 

 

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