Este miércoles, 30 de agosto, la ONG Una Ventana a la Libertad (UVL) informó que al menos 240 detenidos en calabozos policiales padecen de tuberculosis, 45 de VIH-SIDA, 7 de Covid-19 y 411 presentan un cuadro aparente de desnutrición.
Las cifras reveladas surgen después de que se realizaran 18 jornadas médicas asistenciales entre octubre del año pasado y julio de 2023, que tuvieron el objetivo de «determinar las condiciones sanitarias de los centros de detención preventiva y el estado de salud de los privados de libertad».
El coordinador general de Una Ventana a la Libertad explicó que las mencionadas jornadas médicas asistenciales, en las cuales se aplicaron pruebas rápidas de tuberculosis y VIH-SIDA, se realizaron en siete estados del país: Miranda, Carabobo, Distrito Capital, Bolívar, Aragua, La Guaira y Zulia.
Otro hallazgo importante que destaca la ONG es que en 161 calabozos policiales conviven 10.254 privados de libertad, para una capacidad instalada de 6.028 personas, lo que indica que existe un hacinamiento de 170%.
Condiciones precarias
La ONG afirmó que la falta de distanciamiento es lo que hace que las enfermedades infecto-contagiosas como la tuberculosis, la escabiosis (sarna), gripes y COVID-19, entre las más comunes, se mantengan en la lista de problemas de salud entre los privados de libertad.
UVL también expuso que la mayoría de la población penitenciaria recluida en estos espacios se encuentra en riesgo sanitario debido a que las condiciones de los calabozos policiales no son las apropiadas, pues de los centros de detención preventiva estudiados solo 86 tienen baños y 87 cuentan con agua potable.
La organización reportó con frecuencia que las celdas de estos calabozos policiales no tienen ventilación y que muchas veces los reclusos deben preparar sus alimentos en los mismos lugares donde hacen sus necesidades fisiológicas.
En cuanto a los niveles de desnutrición, UVL detalló que se debe a la falta de alimentación balanceada.
«Según el testimonio de algunos familiares, alimentar a los reclusos resulta difícil debido a los altos costos de los alimentos y a la falta de recursos para que madres, padres, hermanas y esposas lleguen a esos lugares a entregar las viandas de alimentos», se lee en el informe en donde también se asegura que los familiares son los responsables de la alimentación de los reclusos.