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Según los resultados finales, un 59,1% de los votantes se pronunció a favor de la nueva ley, que obligará al país a reducir drásticamente su dependencia de la importación de petróleo y gas.

La nueva norma también implica apostar por el desarrollo de alternativas más ecológicas y de producción propia.

En un segundo referendo, los ciudadanos también respaldaron en un 78,5% instaurar un impuesto del 15% a las grandes empresas multinacionales, según los primeros sondeos a pie de urna.

La tasa de participación en ambos referendos giró en torno al 42%.

Las últimas encuestas habían reflejado un fuerte apoyo a la propuesta sobre la neutralidad carbono, a pesar de las advertencias del derechista Partido Popular Suizo (UDC) de que esa ley podría dañar a la economía.

Los defensores de la «Ley Federal Sobre Metas de Protección Climática, Innovación y Fortalecimiento de la Seguridad Energética» sostuvieron en cambio que la legislación era necesaria para garantizar la seguridad energética.

También argumentaron que ayudaría a abordar el impacto del cambio climático, evidenciado por el dramático deshielo de los glaciares de los Alpes suizos, que han perdido un tercio de su volumen entre 2001 y 2022.

El destacado glaciólogo suizo Matthias Huss, que supervisa el declive de los glaciares, elogió en un tuit la «fuerte señal» enviada por el resultado y dijo estar «muy contento de que se hayan escuchado los argumentos de la ciencia climática».

Alternativas al petróleo y el gas

Suiza importa alrededor de tres cuartas partes de su energía, incluido todo su petróleo y gas natural.

La preocupación por la dependencia del país a energías externas aumentó tras la invasión rusa de Ucrania.

En un primer momento, los activistas climáticos presionaron por una prohibición total del consumo de petróleo y gas para 2050 en Suiza.

Pero el gobierno elaboró una contrapuesta que descartó esa prohibición e incluyó algunos elementos de la iniciativa original.

Concretamente, el texto propone un apoyo financiero de 2.000 millones de francos suizos (USD 2.200 millones) durante una década para promover la sustitución de la calefacción a gas o petróleo con alternativas amigables con el clima, así como ayuda para que las empresas avancen hacia innovaciones verdes.

Casi todos los grandes partidos apoyaron el proyecto, con excepción del UDC, el mayor del país.

El líder del UDC, Marco Chiesa, calificó el proyecto de «utópico» y advirtió que no tendría «ningún impacto» en el clima mundial y aumentaría los precios de la electricidad.

La agrupación, que hace dos años logró bloquear una ley similar que habría frenado las emisiones de gases de efecto invernadero, también destacó que el respaldo a la nueva ley era desigual.

En las regiones rurales, siete de los 26 cantones votaron en contra, en un contexto de preocupación por la llegada de eólicas y el impacto de la reducción del acceso a los combustibles fósiles en la movilidad.

Mientras tanto, el apoyo fue especialmente fuerte en zonas urbanas como Ginebra, donde casi el 75% de los votantes respaldaron la ley.

Impuestos corporativos

Los suizos también votaron el domingo sobre un aumento en el impuesto a las grandes empresas.

La nueva legislación permite modificar la constitución para que Suiza sea parte de un acuerdo internacional encabezado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

El pacto busca introducir una tasa global mínima de 15% a las corporaciones multinacionales.

La idea consiste en imponer el nuevo impuesto a todas las empresas radicadas en Suiza que facturen más de 800 millones de dólares al año.

Hasta ahora, muchos de los 26 cantones suizos tienen algunas de las tasas de impuestos corporativos más bajas del mundo, que consideraban necesarias para atraer empresas dados los altos salarios en el país.

El gobierno suizo impondrá la nueva tasa el próximo año y calcula que generará entre 1.000 y 2.500 millones de francos en el primer año.

Fuente : France 24

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