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La situación de Venezuela ha afectado gravemente al sector inmobiliario, que ha visto cómo los precios de las viviendas han caído a niveles históricamente bajos. La falta de servicios, la inseguridad, la inestabilidad política y la pérdida de libertades y derechos han hecho que el país sea poco atractivo para vivir e invertir.

Según expertos del sector, la persecución del gobierno a los propietarios y arrendatarios, la congelación de los alquileres y las dificultades para desalojar a los inquilinos morosos han generado una falta de confianza y una escasez de oferta. Además, la construcción de nuevas viviendas es casi nula por la falta de materiales, financiamiento e incentivos.

Aquiles Martini, ex presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela y presidente de la comisión de Infraestructura Vivienda y Habitad de Fedecámaras, afirmó en una entrevista a una emisora de radio que la persecución en el área inmobiliaria comenzó en 2010 y 2011. Ante este escenario, Martini recomendó mantener la propiedad hasta que se vislumbre un nuevo escenario.

Por su parte, Roberto Orta Martínez, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela (CIV), informó que el aumento del último año ha sido, en materia de alquiler y venta, ha sido de apenas 5 por ciento. Orta planteó una modificación de la Ley de Arrendamientos de Viviendas para que se genere una seguridad jurídica que permita que muchas viviendas desocupadas entren al mercado.

Según un estudio reciente de la Cámara de la Construcción, con reglas claras y leyes actualizadas, unas 250 mil viviendas que actualmente están desocupadas entrarían a la oferta de alquiler, lo que también impactaría en el condominio.

Pero Roberto Orta también admitió que es buen momento para quien tenga la posibilidad de adquirir una vivienda propia, y aprovechar los bajos precios que se han mantenido estables en los últimos 4 años. «Para quien quiera comprar es el momento», dijo.

La crisis económica y política de Venezuela ha provocado una caída histórica del precio de la vivienda, que se ha convertido en un bien cada vez más inaccesible y menos rentable. El sector inmobiliario espera un cambio de rumbo que permita recuperar la confianza y el dinamismo.

Fuente : El Impulso 

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