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Los asaltantes la apuntaron con una pistola y uno de ellos, según el relato de Kardashian a la policía, se dirigió a ella en inglés con «un fuerte acento francés» y le pidió que le diera su anillo.

Después de eso, la amarraron y amordazaron y la encerraron en el cuarto de baño.

El anillo era la alianza de compromiso que le había regalado su marido de entonces, el rapero Kanye West, una joya valorada en cuatro millones de dólares, y que Kardashian, que entonces tenía 35 años, exhibía en las redes sociales al igual que el resto de su vida.

La famosa se alojaba siempre en el mismo hotel, un lugar muy exclusivo, pero discreto que tenía poca seguridad.

Kardashian publicaba frecuentemente en las redes sociales publicaciones en directo sobre donde estaba, por lo que la tentación demasiado fuerte para los «abuelos ladrones», como los apodó la prensa por su edad, que entonces rondaba los 60 años.

«No fue un gran robo a mano armada», sino un «trabajo fácil», declaró el principal acusado, Aomar Ait Khedache, identificado por su ADN. El ladrón reconoció que había atado a Kardashian, pero rechaza ser el cabecilla, como afirman los investigadores.

El sospechoso dijo que le propusieron este «golpe», ideado gracias a un «informador» muy cercano a Kardashian, que pudo darles luz verde.

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