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En el primer semestre de 2024, la Encuesta Nacional de Hospitales registró un índice de desabastecimiento de insumos de emergencia de 36% en hospitales de Venezuela. Para lograr este indicador, se analizó la disponibilidad de 20 insumos básicos esenciales para atender este tipo de situaciones médicas.

Los resultados revelan que la situación no ha mejorado en comparación con 2023, lo que pone en evidencia las dificultades persistentes del sistema de salud venezolano.

Los insumos más afectados en esta área fueron los inhaladores para el tratamiento del asma, seguidos de los analgésicos y los medicamentos antihipertensivos.

La Encuesta Nacional de Hospitales subraya que la escasez no es producto de una coyuntura específica, sino de una falla estructural en la gestión de los recursos y la toma de decisiones por parte de las autoridades responsables del sector salud.

Carabobo, Amazonas y Cojedes destacan entre los más afectados

El desabastecimiento de insumos en hospitales tuvo un impacto desigual en las distintas regiones de Venezuela. Según los datos de la encuesta, los estados que registraron los mayores niveles de escasez en el primer semestre de 2024 fueron Carabobo, Amazonas y Cojedes.

En general, los centros de salud ubicados en zonas más alejadas de Caracas sufren mayor escasez de recursos, lo que complica aún más la capacidad de atención de las emergencias.

A pesar de que la situación no ha empeorado desde 2023, tampoco se han tomado medidas significativas para mejorarla, señala la encuesta elaborada por una red de médicos residentes en el país.

Retrasos en atención y sobrecarga de personal

La falta de insumos no solo afecta la disponibilidad de medicamentos y equipos médicos, sino que también impacta directamente en los tiempos de atención a los pacientes.

Según los datos de la ENH, el tiempo promedio de espera para que un paciente con neumonía reciba el primer medicamento es de dos horas, mientras que para los pacientes con infarto, la espera es de 1 hora y 14 minutos.

Estos tiempos están muy por encima de los estándares internacionales, que establecen que la atención de un infarto debe ocurrir en menos de 45 minutos y la de neumonía en una hora como máximo.

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