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Chris Brown, magnate británico y amigo del multimillonario Hamish Harding, quien, junto a otras cuatro personas, falleció al implosionar el sumergible Titán, declaró que decidió no realizar la inmersión a los restos del Titanic ya que tenía dudas sobre la seguridad del submarino.

El hombre relató a varios medios de comunicación que había pagado en 2017, junto con Harding, un anticipo de unos 10.000 dólares para hacer parte de la tripulación, y a finales del año siguiente viajó a las Bahamas para ver las pruebas del batiscafo, donde notó que algunas partes del vehículo parecían «de mala calidad».

«Descubrí que usaban viejos tubos de andamio como lastre del submarino y que sus controles se basaban en tipos de mandos para videojuegos», señaló. Además, criticó el uso de tiras de iluminación «que se pueden conseguir en una tienda de bricolaje», los «estrechos» espacios y que los propulsores estaban ubicados cerca de unos cables que temía pudieran engancharse.

Asimismo, dijo que lo que más lo alarmó fue que OceanGate Expeditions, la compañía propietaria del Titán, se negaba «rotundamente» a buscar «cualquier tipo de certificación» para descender a esas profundidades.

Al percatarse de que había «un montón de riesgos que no era capaz de mitigar», le envió un correo electrónico a la compañía diciendo que «ya no podía subirse a esa cosa» y solicitó la devolución del dinero.

Fuente: Actualidad RT

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