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La última deportación de venezolanos desde Alemania ocurrió el pasado jueves 22 de febrero cuando las autoridades sacaron, pasada la medianoche, a cinco miembros de la familia Fuenmayor Bozo (dos adultos y tres niños de 14, 9 y 7 años de edad) de su casa en la ciudad de Riesa, en el Estado Libre de Sajonia.

«Más de 15 funcionarios policiales llegaron, entraron a la casa, y avisaron que tenían una hora para hacer maletas porque estaban deportados», recuerda Francisco Bozo, abuelo de los niños y quien permanece en Alemania porque tiene aprobada la residencia. Dice que en los alrededores de la casa había más de 30 funcionarios policiales.

En medio de la zozobra, Adriana Bozo, jefa del hogar de la familia deportada, sufrió un desmayo por una subida de tensión y tuvo que ser trasladada a un hospital. Sin embargo, tras la atención médica y la estabilización de su salud , todos fueron enviados a Fráncfort, de ahí a Madrid y luego a Caracas. Siempre bajo custodia policial y «sin explicación de por qué eran devueltos» a su país de origen, detalla Francisco Bozo.

FUENTE: EL IMPULSO

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