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Rostros de dolor, indignación e incertidumbre es lo que reflejan las madres y familiares de los ciudadanos detenidos en Barquisimeto bajo el contexto postelectoral. El reloj marcaba las 3:00 am del 25 de agosto cuando los reclusos fueron trasladados desde el Centro de Resguardo del Detenido de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) conocido como “Pata e´ Palo” hasta el Centro Penal de Tocuyito, en el estado Carabobo.

Fue el jueves 3 de octubre cuando permitieron ver en Tocuyito a los 40 detenidos en Barquisimeto. Les aseguraron a los familiares que sería la única visita, que no contaran cuando podrían verlos de nuevo. Desde la detención de cada uno de los casos expuestos, hasta la actualidad, es un calvario lo que viven tanto los reclusos como sus familiares, sin esperanzas de cuando puede terminarse.

Joven de 25 años

“Nuestros hijos en la cárcel los están humillando, los están matando poco a poco. Están comiendo comida con gusanos, tomando agua contaminada, a nuestros hijos no nos permitieron pasarles sábanas y comida”, expresó una madre de un joven de 25 años, quien presenta un diagnóstico de salud y no le suministran el informe médico, se encuentra muy decaído.

¿Cómo ocurrió su detención?

El joven fue sacado a golpes de su casa en horas de la mañana del pasado 6 de agosto, y fue trasladado a la comisaría de Santa Rosa. “Le metieron corriente, le pusieron una bolsa en la cabeza y lo llevaron al barrio para que dijera donde estaba una gente”, reseñó su madre, quien llegó al lugar a la medianoche con 700 dólares americanos que les habían pedido.

“Cuando llegué con los 700 dólares para que me lo entregaran, me dijeron que era para bajarle 25 cargos porque él tenía 25 cargos y lo trasladaron de ahí para Pata e´ Palo”.

Al momento de permitirle la visita en Tocuyito, el joven le expresó: “Mamá perdóname, mamá perdóname. Cuando mi hijo me contó a mí las condiciones de la comida, con todo el dolor del alma y del corazón, lo único que le dije fue; sáquele los gusanos y métase tres cucharadas de la comida a la boca”.

Sobrino

Una señora relató la situación vivida con su sobrino: “Él fue aprehendido el 31 de julio. Venía de hacer una carrera por la parte de Macuto, allí fue aprehendido por funcionarios y no le dieron explicación alguna por qué se lo llevaban detenido ni nada”.

Después de encontrarse en el centro de detención le indicaron que «había sido retenido por cuestiones de protestas postelectorales, cuando él no tiene absolutamente nada que ver en eso”, explicó.

Con preocupación dijo que su sobrino se encuentra muy delgado, “su condición mental es mala, porque no coordina las cosas que dice”. Sufre de ataques de pánico y ansiedad. Aunque le están suministrando medicamentos, no son los adecuados.

“Me dijo que no consumían ni sal, ni azúcar, y que debido a eso estaba últimamente sintiendo muchos mareos y le están dando medicina también para los mareos”, culminó la señora sobre el estado de salud de su sobrino.

Expediente

Aunque ha tenido acceso al expediente, la señora comenta que “no tienen (los funcionarios) ninguna prueba de que mi sobrino haya estado protestando, ni que haya estado alterando el orden público, como sale en alguno de los cargos que le imputan a ellos, aparte del de terrorismo, que es el más grave”.

Hijo

Otra madre expresó el dolor que vive tras la situación que enfrenta su hijo de 37 años, quien no está recibiendo tratamiento médico tras los cuadros de salud que presenta.

“Estaba orinando sangre, le mandaron a hacer un eco, y no me dieron el acceso de hacérselo antes de llevárselo para Tocuyito y una placa de tórax, porque yo tenía que ir directamente a Caracas a buscar una orden para un traslado para sacarlo al médico”.

La señora sentenció tener pruebas del momento en que el joven fue sacado de su casa, el cual fue involucrado con un grupo de manifestantes de Cabudare, “cosa que no es así”.

Esposo

“El 31 de julio fue detenido cuando salió un momento a la bodega. Le hicieron la voz de alto, él se paró. Luego se lo llevaron, no nos dijeron para dónde ni por qué. Yo estuve como cuatro horas buscándolo por todo Barquisimeto, fui a Santa Rosa, fui a varios sitios, y hasta que lo conseguí en la 48”, comentó otra afectada tras la detención de su esposo.

Detalló que al llegar a Tocuyito, el pasado 3 de octubre, los funcionarios “estaban bien encapuchados, no tenían ni siquiera un nombre, un apellido, una identificación. Tenían apodos, que si aries, el pirata, cosas así. Nos decían constantemente lo que teníamos que hacer. Que ustedes deben guardar la compostura, que si han vivido esto antes o no, saben cómo es el proceso, van a pasar por aquí, van a pasar por allá, les van a quitar su ropa”.

Tras 40 minutos de visita custodiada, los familiares fueron retirados y recibieron una charla en las que les indicaron: “Que nosotros íbamos a ser las portavoces de lo que había pasado ahí, y que teníamos que decir que ellos estaban bien, que nosotros vimos que ellos estaban bien, que esa cárcel es una cosa de última generación, pero en realidad no fue lo que nosotros vimos”.

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