Previamente, la isla Carriacou de Granada recibió el impacto directo «de la exremadamente peligrosa pared del ojo del huracán». Islas cercanas como San Vicente y las Granadinas también experimentaron «vientos catastróficos y marejadas ciclónicas potencialmente mortales», según el NHC.
«No salgan a ninguna parte hasta que se les dé luz verde», instó Wilfred Abrahams, ministro de Asuntos Públicos de Barbados.
Más temprano, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, informó que al menos una persona murió y que hay una «inmensa destrucción» por el paso del «peligroso y destructivo» huracán en las islas Union, Mayreau y Canouan.
«Al menos una persona murió y puede haber más fallecidos. Aún no lo sabemos», lamentó el primer ministro sanvicentino.
Beryl seguía azotando el sudeste del Caribe la tarde del lunes, con una trayectora que lo llevaría justo al sur de Jamaica y hacia la península mexicana de Yucatán en las últimas horas del jueves como una tormenta de categoría 1, luego de causar devastación en varios países caribeños.
A última hora del lunes, los vientos de Beryl aumentaron a 250 kilómetros por hora, a punto de convertirse en huracán de categoría 5.
Beryl partió plataneros por la mitad y mató vacas que yacían en verdes pastos verdes como si estuvieran durmiendo, y las casas de hojalata y contrachapado se tambaleaban precariamente.
«Ahora mismo tengo el corazón destrozado», dijo Vichelle Clark King en Bridgetown, la capital de Barbados, que quedó llena de arena y agua.
FUENTE: EL UNIVERSAL