El abogado Joshua Steinglass, en su último intento de dejar huella en el jurado antes de que decidan si Trump es «culpable» o «no culpable», pintó a Trump como el centro de este juicio penal, el primero a un exmandatario en la historia de EE.UU.
«En realidad, Michael Cohen -el antaño abogado y mano derecha de Trump que hizo el pago a Daniels- era más un ‘conseguidor’ del acusado que su abogado (…) Un tipo ‘con las botas en el barro’ que podía acosar a la gente y amenazarla con demandas», anotó Steinglass.
Los cargos por delitos graves contra Trump se derivan de pagos a Cohen para reembolsar como un gasto legal el pago que el abogado hizo a la estrella porno Stormy Daniels.
El pago se hizo unos días antes de las elecciones de 2016 y, según los fiscales, si la historia de infidelidad en 2006 hubiese salido a la luz, podría haber costado a Trump su victoria electoral.
Cohen testificó desde el estrado en este juicio que una vez que Trump estaba asentado en el Despacho Oval de la Casa Blanca, le reembolsó el dinero.
«El acusado en realidad no pagó a un abogado, sino a una estrella del porno canalizando dinero a través de un abogado», dijo Steinglass.
La defensa, por su parte, en su turno final en la mañana del lunes, había descrito a Cohen como un mentiroso compulsivo cuyo único objetivo es destrozar a Trump. Steinglass intentó desmontar esa teoría durante su turno al señalar que el que fue mano derecha de Trump nunca dijo que su exjefe mantuvo una relación con Daniels y que si su verdadero objetivo era dañar al político habría dado otra declaración.
Un montaña de «pruebas irrefutables»
Steinglass hizo un repaso cronológico por las declaraciones de los 22 testigos y 300 pruebas que se vieron en el juicio penal e hizo un repaso detallado sobre las llamadas, mensajes y correos electrónicos antes de las elecciones sobre el caso de los pagos a Daniels entre los miembros de la cúpula de Trump.
Hasta simuló una conversación (usando su mano como un teléfono) entre Cohen, Trump y su guardaespaldas.
Las «pruebas irrefutables», según Steinglass, son unas notas de Allen Weisselberg, entonces director financiero de la Organización Trump, sobre cómo se le pagaría a Cohen por el dinero que gastó para comprar el silencio de Daniels.
«La ley es la ley y se aplica a todos por igual. No existe ninguna norma especial para este acusado», recordó Steinglass al terminar sus alegatos.
Bostezos y aburrimiento
El juez decidió alargar la jornada cuatro horas más de lo normal para intentar concluir los alegatos finales de la defensa y los fiscales el mismo día.
Pese a que Steinglass se mostró siempre enérgico, en la sala del Tribunal Penal de Manhattan se oían y veían bostezos tras once horas de alegatos.
Trump, por su parte, acudió a su red social, Truth Social, para mostrar (y en mayúsculas) una desgana general al proclamar en un descanso su fastidio: «¡ABURRIDO!», escribió.
Pese al cansancio general, el juez Merchan indicó que no le parecía mala idea alargar la jornada, ya que el jurado parecía alerta y atento a los argumentos de la Fiscalía.
Este miércoles, el jurado recibirá las indicaciones del juez Merchan y deberá acordar por unanimidad el veredicto, algo que podría tomar varios días y, en caso de no llegar a un consenso, el juez se verá obligado a declarar un juicio nulo.