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Tras 43 días, el cierre del Gobierno estadounidense más largo de la historia llegó a su fin.

Los empleados federales volverán a recibir su salario. Los parques nacionales reabrirán. Los servicios gubernamentales que habían sido restringidos o suspendidos por completo se reanudarán. Los viajes aéreos, que se habían convertido en una pesadilla para muchos estadounidenses, volverán a ser simplemente frustrantes.

Una vez que se calmen las aguas y se seque la tinta de la firma del presidente Donald Trump en el proyecto de ley de financiación, ¿qué se ha logrado con este cierre del gobierno sin precedentes? ¿Y cuál ha sido su coste?

Los demócratas del Senado, mediante el uso de la táctica dilatoria parlamentaria, lograron provocar el cierre del Gobierno a pesar de ser minoría en la cámara, al negarse a aceptar una medida republicana para financiar temporalmente al Gobierno.

Marcaron un límite, exigiendo que los republicanos aceptaran prorrogar los subsidios al seguro médico para los estadounidenses de bajos ingresos que expiran a finales de año.

Cuando un puñado de demócratas rompió filas para votar a favor de la reapertura del Gobierno el domingo, no recibieron prácticamente nada a cambio: la promesa de una votación en el Senado sobre los subsidios, pero ninguna garantía de apoyo republicano ni siquiera la votación necesaria en la Cámara de Representantes.

Un letrero indica que la Galería Nacional de Arte está cerrada debido al cierre del Gobierno el 5 de noviembre de 2025 en Washington, DC.
Pie de foto,Los demócratas calificaron el acuerdo de cierre del gobierno de «patético» y de ser una «rendición».

Desde entonces, los miembros del ala izquierda del partido están furiosos.

Han acusado al líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer —quien no votó a favor del proyecto de ley de financiación—, de ser cómplice secreto del plan de reapertura o simplemente incompetente.

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