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El presidente de Rusia, Vladímir Putin, aterrizó hoy en Pekín para reunirse mañana con su homólogo chino, Xi Jinping, y cuadrar estrategias en un momento de crisis geopolítica avivada por el conflicto entre israelíes y palestinos.

Putin, que asistirá también mañana al III Foro de las Nuevas Rutas de la Seda, fue recibido hoy con honores en la capital china pese a la orden de arresto que emitió la Corte Penal Internacional (CPI) en su contra por la deportación ilegal de niños ucranianos.

Ambos mandatarios abordarán el avivado conflicto entre israelíes y palestinos -una guerra de la que la Occidente ha responsabilizado primordialmente a Hamás- o la ofensiva rusa en Ucrania, sobre la cual China ha mantenido una posición ambigua.

Apenas una semana antes de que estallara aquel conflicto, Xi y Putin se comprometieron en Pekín a una relación de amistad «sin límites» y, desde entonces, han defendido que sus lazos «no amenazan a ningún país» y que, en realidad, «hacen avanzar la multipolarización del mundo».

Por otra parte, Pekín ha buscado contrarrestar las críticas de que apoya a Rusia y presentó un plan de paz de doce puntos que fue recibido con escepticismo por Ucrania y sus aliados occidentales, al tiempo que ha seguido profundizado sus intercambios con Moscú, incluyendo el uso del yuan como alternativa al comercio en dólares.

En la reunión de mañana, ambos líderes tratarán asuntos bilaterales e internacionales, durante un diálogo «amistoso y franco», según informó el Kremlin.

El portavoz ruso Dmitri Peskov dijo que hablarán del conflicto palestino-israelí, «un tema que ocupa un lugar destacado en la agenda de todos los líderes mundiales», con lo que «tendrán algo que intercambiar, especialmente porque la situación se está desarrollando bastante rápido y la tensión persiste».

El portavoz recordó que antes de volar a China el presidente ruso mantuvo «un maratón telefónico» con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, y los líderes de Egipto, Irán y Siria, además de con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de cuyo contenido informará a Xi.

Mientras, la parte china se ha comunicado en los últimos días con el canciller saudí, el iraní y el turco, además de conversar con representantes de países árabes, pidiendo a Israel que acate los llamamientos de la comunidad internacional y Naciones Unidas de «parar el castigo colectivo sobre los habitantes de Gaza».

Tanto China como Rusia coinciden en la solución de los «dos Estados» y en la necesidad de proveer emergencia humanitaria a la Franja de Gaza.

Al margen, Xi y Putin discutirán sobre el comercio bilateral, la cooperación económica y la situación mundial y regional: no en vano, el líder ruso llega a China con una nutrida delegación de altos funcionarios, entre ellos dos viceprimeros ministros, así como los titulares de Exteriores, Desarrollo Económico, Transporte, Finanzas y otros.

También integra la comitiva la gobernadora del Banco Central, el jefe de ferrocarriles rusos, así como los directores del mayor banco ruso, Sber, el banco VTB, la empresa Rosneft, la gasística Gazprom, la agencia atómica Rosatom y otros directivos.

Asimismo, los dos mandatarios tratarán la relación bilateral y la económica, especialmente las perspectivas del gasoducto Fuerza Siberia 2, que llevará más gas ruso a China a través de Mongolia.

Rusia aspira a suministrar a China hasta 2030 al menos 98.000 millones de metros cúbicos de gas y 100 millones de toneladas de gas natural licuado.

Pekín busca con el III Foro de las Nuevas Rutas de la Seda seducir a lo que denomina Sur Global con proyectos multimillonarios de inversiones que, sin embargo, también han recibido críticas por el riesgo de endeudamiento que conllevan.

Con la iniciativa, que se presentó hace diez años en Kazajistán, Pekín busca afianzar su influencia internacional y mejorar las relaciones comerciales entre Asia, Europa y África mediante la construcción de puertos, vías de ferrocarril o aeropuertos.

EFE

 

 

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