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Venezuela enfrenta una severa crisis de acceso a dinero en efectivo tras el colapso de su infraestructura bancaria física. Actualmente, el promedio nacional se sitúa en apenas un cajero automático disponible por cada 7.000 habitantes, una cifra alarmante que evidencia el impacto de la crisis económica en los servicios esenciales.

La estadística, según una reseña de Banca y Negocio, es el resultado de una caída sostenida a lo largo de la última década, donde el número de cajeros automáticos en el país se ha desplomado en un 62%. Señalan que cifras del Banco Central de Venezuela (BCV) revelan que, de los aproximadamente 10.500 equipos operativos en 2015, hoy solo quedan menos de 4.000 (3.994, para ser exactos) en todo el territorio nacional.

En la nota difundida indican que esta precariedad sitúa a Venezuela muy por debajo de los estándares internacionales. Mientras que el Banco Mundial establece un promedio saludable de 60 cajeros por cada 100.000 habitantes, el país ha descendido a un mínimo de solo 14 cajeros por cada 100.000 personas en 2025.

Respuesta forzada a la hiperinflación

En la publicación de Banca y Negocio aseguran que fuentes del sector financiero indican que la principal causa de este fenómeno no fue una estrategia de modernización, sino una respuesta forzada a la hiperinflación registrada entre 2016 y 2017, la cual hizo inviable el mantenimiento y la operación de estos equipos. Sostienen que la banca se vio obligada a desinstalar miles de aparatos, acelerando la digitalización de pagos.

Señalan que el interior del país padece desproporcionadamente este centralismo. Regiones clave como Los Andes operan con 551 cajeros, Guayana con apenas 225, y la Región Insular se reporta como la más afectada, sobreviviendo con tan solo 105 cajeros automáticos operativos, según un reciente informe de Telecomunicaciones360.

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