La fuerte y prolongada devaluación del bolívar frente a la divisa estadounidense llevó a que el viernes 8 de agosto el tipo de cambio oficial, fijado por el Banco Central del vecino país, se ubicara en aproximadamente 130 bolívares por un dólar, lo que implica una desvalorización de la moneda venezolana de más del 100 % en lo que va de 2025.
El tema es que desde marzo de 2022 el salario mínimo en Venezuela fue establecido en 130 bolívares. En ese momento, esa suma equivalía a 30 dólares, pero hoy solo es un dólar. En otras palabras, actualmente una persona que trabaja en el vecino país y devenga la mínima remuneración, solo recibe 1 dólar al mes (unos 4.000 pesos colombianos).
Para compensar esta realidad, el gobierno de Nicolás Maduro paga bonos adicionales a empleados públicos, denominados bonos de alimentación e “ingreso de guerra económica,” que pueden sumar hasta 160 dólares, pero estos bonos no se consideran salario y no afectan beneficios laborales como vacaciones o prestaciones sociales.
Expertos y opositores califican esta cotización y el valor real del salario mínimo como un “umbral del infierno” y una “humillación institucionalizada,” ya que el salario no cubre ni el 1 % de la canasta básica, generando pobreza extrema para los trabajadores y pensionados.
El problema no solo es lo bajo que es el salario mínimo en Venezuela, sino que este no cubre ni el 1 % de la canasta básica alimentaria. Según el más reciente informe del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), en abril de 2025 dicha canasta estaba estimada en unos 503 dólares para una familia de cinco personas.
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