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El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Gutérres, afirmó que los bombardeos aéreos por EE.UU. contra embarcaciones supuestamente vinculadas al narcotráfico en el Pacífico oriental y el Caribe son evidentes infracciones de los derechos humanos y del derecho internacional.

Farhan Haq, el portavoz adjunto de la ONU, enfatizó que Gutérres respalda el punto de vista del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), Volker Türk, quien a finales de octubre condenó por primera vez los ataques. Para ese momento EE.UU. había cometido más de 60 masacres extrajudiciales en lugar de interceptar esos medios navales, detener a sus tripulantes y respetar su vida.

Haq expresó que «ninguno de los individuos a bordo de las embarcaciones atacadas parece representar una amenaza inminente para la vida de otras personas, ni existen circunstancias que justifiquen, conforme al derecho internacional, el uso de fuerza armada letal en su contra».

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«Queremos garantizar que se apliquen los métodos establecidos de cumplimiento de la ley para abordar las cuestiones relacionadas con el tráfico ilícito en alta mar», agregó el portavoz.

El 31 de octubre pasado, Türk también exhortó a la Casa Blanca a detener sus bombardeos: «Debe detener tales operaciones y adoptar todas las medidas necesarias para impedir la ejecución extrajudicial de las personas a bordo de esas embarcaciones, independientemente de la conducta delictiva que se les atribuya».

Además de confirmar que los ataques dejaron decenas de personas asesinadas y de calificarlos como ejecuciones extrajudiciales, Turk pidió a EE.UU. poner fin a ellos. Aseveró que ninguna de las víctimas representaba una amenaza inminente y señaló que la investigación transparente de estas muertes constituye una obligación de las autoridades estadounidenses. Recordó que la lucha contra el narcotráfico no exime del respeto al derecho a la vida ni de la obligación de rendir cuentas.

No obstante, Pete Hegseth, secretario de Guerra estadounidense, se mantuvo desafiante y declaró que otra embarcación fue destruida por las fuerzas estadounidenses. Asimismo, manifestó que los ataques de Estados Unidos en el Caribe seguirán mientras el mandatario Donald Trump lo considere necesario.

Hasta ahora, Washington ha atacado a 18 barcos y afirma sin pruebas que las autoridades de Venezuela están implicadas en el narcotráfico. A partir de esta narrativa, EE.UU. realiza un despliegue militar en el Caribe que amenaza la paz y la seguridad de América Latina y deviene herramienta de presión para un cambio de régimen en Venezuela con el propósito de apoderarse del petróleo y otros recursos que le pertenecen legítimamente a su pueblo.

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