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Uruguay, el país latinoamericano de 3,5 millones de habitantes, sufre su peor sequía en 74 años. Durante las últimas semanas la ciudad de Montevideo, que una vez contó con una de las mejores aguas municipales de América del Sur, ahora no tiene agua potable. En la actualidad, ni siquiera la mitad de los hogares puede usar agua del grifo, y el problema radica en la fuente de agua más importante de la ciudad, el embalse Paso Severino ubicado al norte de la capital, solo tiene 1,8% de su capacidad.

Como consecuencia de la crisis, muchas industrias se han visto afectadas, tal es el caso del sector empresarial, en donde ha generado un impacto realmente significativo. En el año 2021, Google anunció la apertura de nuevas oficinas en Uruguay, esto con el fin de mejorar su presencia en sudamérica, pero en vista de la situación que atraviesa el país, la compañía de Mountain View se vió obligada a abandonar su proyecto de expansión.

En total, Google impactaría a toda la región con su ambicioso proyecto, en el cual ya se tenía adelantado el lote donde se establecerían sus oficinas, compuesto por más de 30 hectáreas. Sin embargo, el ministro de Ambiente, Robert Bouvier, comunicó que Google se encuentra en reformulación del proyecto y presentará uno nuevo con menor consumo de agua y menos costos en energía para la empresa.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE) de Uruguay, la inflación mensual fue de nuevo negativa, con una caída de 0,46%, por encima de la registrada en mayo de 0,01%, acumulando así dos meses en cifras negativas.

El descontento frente a la escasez de agua ha provocado múltiples protestas en las calles de la capital. La escasez ha creado aún más tensión entre los empresarios de la industria y la ciudadanía del país. «Agua hay, pero está en manos de particulares», se lee en una pancarta colgada frente al OSE.

Según Federico Kreimerman, líder sindical de la OSE, la agroindustria fue parcialmente culpable de los problemas de agua de Uruguay, los empresarios de la agroindustria represan el río y lo usan para ellos», dice el dirigente gremial. Explicó que el agua del río Santa Lucía es desviada a embalses privados para riego.

Las empresas en Uruguay apuestan por buscar soluciones

Mientras los días pasan y no hay respuestas concretas sobre cómo se solucionará la crisis del agua, algunas empresas manifiestan sus inquietudes, tal es el caso de Ancap que es encargado de proveer 45% de la matriz energética de Uruguay, llevándolos a  mantener conversaciones constante con OSE para determinar que la salinidad del agua no afecte la producción del combustible.

El grupo de protección ambiental Redes-Amigos de la Tierra culpa de la grave situación al «saqueo». Dice que las fábricas de celulosa, las empresas arroceras y los productores de soja consumen grandes cantidades de agua sin tener que pagar un solo peso.

Por su parte, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, declaró una emergencia hídrica para Montevideo y el área metropolitana en general. Por el momento, el agua embotellada está exenta de impuestos. La población con menos recursos de Uruguay, que se ve especialmente afectada en estos tiempos difíciles, recibirán dos litros de agua al día de forma gratuita.

En atención a la situación, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó el año pasado un préstamo de 45 millones de dólares para ayudar a acelerar la recuperación económica de Uruguay después de la pandemia mediante el fomento de la innovación y la productividad empresarial.

Finalmente, el préstamo fue el último de una serie de tres bajo una línea de crédito condicional de 100 millones de dólares aprobada en 2017 para brindar apoyo técnico y financiero a la Agencia Nacional de Investigación e Innovación del país. Cada una de estas líneas de crédito tiene objetivos específicos para proyectos relacionados con el cambio climático, y se espera que 15,58% de los recursos del crédito respalden actividades de mitigación y adaptación.

Por Yohana Mendoza, Social Geek.

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